domingo, 1 de agosto de 2010

Su historia y la de ella


Por lo que he podido deducir, la lectura es uno de los grandes impulsores de mi imaginación, en conjunto con las emociones fuertes y el mal clima. Como últimamente he estado expuesta a cualquier cosa menos a las inspiradoras, mi blog se ha visto abandonado. Hace poco, sin embargo, pude apreciar cosas que me dieron tiempo para pensar, y al parecer mi imaginación echó a andar, y no la quiero desperdiciar.
Antes de volarme escribiendo algo quiero agradecer a mi chiquitito hermoso, que me ha dado tantas alegrías y me ha echo crecer. La entrada anterior a esta es muy hermosa, y sé lo difícil que es para ti ese tipo de cosas. Es lo más bello que he recibido, y te lo agradezco enormemente.
Cuando había decidido que ya no quería recordar.
Los recuerdos suelen ser algo muy doloroso, sean buenos o malos recuerdos, pues, aunque sean momentos felices los que vengan a la mente, sabes que existe al menos un poco de nostalgia al querer volver atrás. Escribir es lo contrario a muchas cosas que se hacen diariamente. Ella pensó que es extraño cómo para muchas cosas se debía concentrar en lo que hacía, y cómo era mejor hacer aquellas cosas sin distracciones. Por otro lado, cuando se sentaba a escribir, necesitaba los "distractores", ya fuera música, imágenes, una plaza con lluvia, con olor a lluvia. Necesitaba desconectar su mente de todo, incluso de lo que quería escribir. Debía esforzarse en no pensar. Y escribir solamente, esperando a que algo saliese. Ojalá algo bueno, por supuesto. No es entretenido empezar a escribir y querer borrar lo que ya haz escrito. Es por eso que existen los editores, pues cambiar lo que una ha escrito es sumamente difícil, no hay manera de que otras palabras reflejen exactamente lo que quisiste decir en ese momento, y es necesario que alguien más las interprete para poder encontrar otras palabras quizás más adecuadas. Esta vez escribía una historia triste, sobre una mujer desesperada.
" No se convencía del todo de lo que acababa de hacer. Sabía que su acto no había sido malo, pero se sentía como la peor persona del mundo, había causado daño a las personas que más quería y ni siquiera era su culpa. "A la larga será lo mejor"- pensó. Volvió a mirar hacia abajo, ese paisaje siempre la tranquilizaba. Hacía poco que había llovido, y como cada vez que esto sucedía había escalado a ese lejano edificio cubierto de viejas piedras. Un edificio viejo y abandonado, sin luces, que le permitía apreciar el paisaje en plenitud. Rara vez llovía, por lo que rara vez se presentaba una oportunidad así, y esta había llegado en el momento preciso. "Ver desde aquí hacia abajo es como las decisiones que tomamos. Rara vez son tan claras. La mayoría de las veces ni sabemos lo que hacemos, simplemente actuamos. Pero hay ocasiones en las que todo es tan claro que es imposible equivocarse. Esta vez me ha tocado una situación así, justo ahora, que se presenta una paisaje igual de extraño, y sé exactamente qué hacer, aunque me quiera convencer de lo contrario"-pensar así le dio mucha más tranquilidad. Estiró los brazos como queriendo iniciar alguna especie de viaje, un viaje en vuelo hacia ese bello paisaje. La mayor parte de este no eran más que edificios, pero si uno prestaba atención podía ver mucho más que eso, podía observar a gente emprendiendo el camino hacia sus trabajos, gente molesta, gente alegre, gente tranquila. Gente ajena a todo lo demás que sucedía. Y ella se sentía ajena, observando todas esas innumerables vidas.
Sintió la necesidad de inclinarse hacia adelante, sin importar lo que eso significara y por un momento sintió el viento correr por su cara. Luego sintió un tirón por su espalda y cayó bruscamente en el suelo de piedras. Pensó que se había quedado ciega, pues no pudo distinguir nada y el cielo había cambiado de color. Se demoró un par de segundos en comprender que, a pesar de haber sentido el tirón y el golpe en el costado de su espalda, se encontraba tendida boca abajo. O al menos así se sentía..."

Se detuvo al escribir la historia. Siempre tenía problemas con los finales. Ni siquiera ella sabía si su personaje seguía con vida o no. Le costaba comprender lo que había escrito y decidió que no haría el final ese mismo día, aunque sabía que eso solo perjudicaba la historia, pues cuando el hilo se rompía era casi imposible retomarlo. Dudó por un instante. Luego se levantó, abandonó lo escrito y se fue a refugiar en algún lugar de inspiración, como por ejemplo la pequeña puerta que daba al techo de su casa, un lugar tranquilo, silencioso y frío. En el aire había un cierto dejo de lluvia. Seguramente eso la podría inspirar nuevamente. A lo lejos oyó perros ladrando, quizás no iba a ser tan tranquilo después de todos. Recostó la cabeza un par de minutos, para meditar. Y luego, todo fue negro."
Escrito bajo los efectos de i-Dosing