miércoles, 3 de noviembre de 2010

Techos de Nylon

Cuando la buena voluntad no es suficiente.
Siempre me ha parecido admirable, aunque quizás un poco egoísta, el hecho de prestar ayuda a cambio de una nueva experiencia. El problema está cuando se presentan situaciones desagradables.
Esta vez 48 voluntarios ocuparon un fin de semana largo, lleno de carretes entretenidos por Halloween en ir a un lugar perdido en el sur a pasar frío, hambre y sueño. Todo lo que querían era compartir entre ellos y pasar los mejores momentos trabajando lo más duro posible para entregarles un hogar a personas maravillosas quienes no han tenido buenas oportunidades en la vida, las cuales disfrutan de nuestra compañía, preocupación y nos aconsejan y nos hacen crecer como personas. Porque son ellos los que hace de esta experiencia, una tan gratificadora, el compartir con ellos, el aprender de ellos, de su sencillez y su visión por la vida.
Los ánimos eran claros al llegar y se mantuvieron firmes al llegar a lo que serían nuestros acogedores hogares, pero se desmoronaron al ver lo que nos esperaba.
Las ganas de cooperar son difíciles de mantener cuando ves que todo a tu alrededor te juega en contra, pero luego te das cuenta que precisamente ese es el objetivo de este tipo de actividades, combatir la desigualdad y la injusticia.
¿Qué sucedió? se preguntarán algunos de ustedes, pues es bastante sencillo. Negligencia y descuido por parte de antiguos propetarios y la municipalidad.
Un día antes de llegar al lugar de las construcciones, se les informó a nuestros jefes y organizadores que, de las 8 mediaguas que ibamos a construir, solo iban a poder realizarse 2 o 3, y que el resto de los cuadrilleros no fuera a construir porque no ibamos a sacar nada de ir si no había materiales. Tras presionar aparecieron suficientes materiales como para las 8 mediaguas. O al menos eso dijeron. Lo que nosotros encontramos fueron materiales en el peor de los estados (con vigas rotas y de menos, paneles con agujeros, etc) y solo dos de las mediaguas estaban enteras, a las otras 6 les faltaban todos los zincs correspondiente al techo (sin mencionar el material dañado que hubo que reponer), y Juégatela tuvo que poner todos su fondos para comprar materiales, los cuales no alcanzaron y finalmente, dejamos a 2 familias sin techo y a la suerte de que consigan uno luego, ya que de no ser así, todo el trabajo que fue levantar su hogar, no servirá de nada, y el material caerá ante las condiciones climáticas del lugar.
Los rumores fueron desde mero descuido y mala asignación, hasta reventa de las mediaguas ya asignadaspor parte de la municipalidad a funcionarios de una empresa eléctrica municipal.

Hace un tiempo ya de estos sucesos, y para variar no se ha hecho mucho, me limito a esta crítica y a una rápida revisión al tema con mi madre, viendo el cómo proceder legalmente.

A veces da impotencia ver la incompetencia del sistema público, que por algunos, perjudican a todos. Para variar.

Me remito a dejar constancia de un acto así de desagradable. Quizás a veces es tan sencillo como donar ropa, pero donarla en buen estado, poniéndose en el lugar del otro. Claramente la gente que desarmó (o demolió, más bien) las mediaguas no pensaron en la gente que tendría que vivir luego en ella, las personas que transportaron las mediaguas y las dejaron tiradas y amontonadas tampoco lo hicieron, y ni hablar de la municipalidad que dejó mal asignadas las mediaguas y perdió parte del material. Y después hablan de solidaridad...simplemente me parece egoísta.