lunes, 13 de agosto de 2012

Cuatro largos años.

A lo mejor no he hecho bien en dejar pasar un día, a lo mejor da lo mismo. A lo mejor ni siquiera me hubiese acordado de no ser por ese comentario, lo cierto es que últimamente me he acordado de ti, y de lo mucho que te extraño, que extraño lo que eramos.

Han pasado largos cuatro años, que se han hecho nada, que han pasado volando, que, honestamente, ni los sentí pasar. Y acá estoy, nuevamente, terminando una etapa importante de mi vida, tomando decisiones importantes que impactarán adelante, en un futuro que aún no estoy lista para aceptar.

A lo mejor hasta la inspiración me ha abandonado, y lo peor es lo que deja atrás.

sábado, 28 de abril de 2012

Tratando de buscar la inspiración

" A veces la vida te da limones"

Melissa cerró el libro que estaba leyendo, una extraña ridiculez acerca de "autosuperación" que jamás entendería. Siempre pensó que estos libros serían ridículamente optimistas, y por supuesto, bastante ilusos. Sin embargo, este libro tenía dejos de pesimismos en cada página, en cada párrafo.
Suspiró, agobiada. El calor la estaba sofocando. Miró para fuera, llovía torrencialmente. Tomó su abrigo y salió.
Mientras caminaba debajo de la lluvia, la gente caminaba apresurada, tratando de llegar luego a su destino, de evitar mojarse más de lo que ya estaban. Melissa se detuvo, ¿hacía dónde se dirigía?. Miró alrededor y se sintió desorientada, de pronto no reconocía esas calles, ni sus nombres.
Siguió caminando, pensando en que tarde o temprano podría ubicarse, después de todo, no había avanzado tanto.
Tras unos pasos descubrió que ya no estaba en la ciudad, pero distinguía un prado y se dirigió hacía allí. Al llegar, descubrió un campo de girasoles. Decidió pasear un rato entre ellos, observando que la lluvia comenzaba a despejarse. "La vida debería darte girasoles, en vez de limones" pensó Melissa, "todo sería más fácil".

De pronto, Melissa divisó a una persona en la lejanía. No lograba distinguir bien quién era, si era hombre, mujer, niño, anciano, pero se acerco a ella. Mientras lo hacía, esa persona comenzó a avanzar, lento al principio, luego más rápido. Melissa la persiguió, y mientras corría pensaba que cada vez se alejaba más de casa. Mientras más corría, menos podía recordar su hogar, su familia, sus cosas.

Después de un rato perdió de vista a aquella persona, perdió de vista el hermoso campo de girasoles, perdió de vista su ciudad y su hogar. Se encontraba en medio de la nada.

Decidió descansar, ya había tenido suficiente por hoy. Se recostó en el suelo, donde luego se quedó dormida.

Cuando despertó, Melissa solo recordaba haber soñado con unos girasoles. Se había quedado dormida con  el libro encima. Apartó "A veces la vida te da limones" y se levantó, mirando hacia fuera, sin recordar mucho de su extraño sueño.

La vida de Melissa continuó, sin sobresaltos que valga la pena destacar, pero Melissa nunca estuvo tranquila. Siempre tuvo la sensación de ser observada, todo el tiempo. Cada vez que veía un girasol se inquietaba y miraba a su alrededor.
Hacía el final, Melissa conservaba apenas la razón, y la albergaron en un hogar, donde pudiese disfrutar sus últimos días de vida, donde Melissa pudiese disfrutar entre los jardines, dibujando girasoles, como lo había estado haciendo desde ese extraño sueño, sin dejar de percibir aquella extraña presencia, aquella escurridiza sensación que la observaba.

Desde lo lejos observaba a Melissa, mientras veía cómo esta perdía la razón, sin poder hacer nada al respecto. La sociedad jamás la comprendería, nadie en su sano juicio lo haría. Mientras observaba a Melissa acercarse a un acantilado, una lágrima corría por su mejilla.

Melissa se dirigía hacia su campo de girasoles, dispuesta a pasar un rato, hasta que la lluvia cesase, preocupada sólo por volver luego a su hogar.

sábado, 17 de marzo de 2012

lleno de emociones

Esa estúpida sensación de que algo te falta, de que algo se te olvida, de que algo no está bien.

viernes, 13 de enero de 2012

Que lindo que es soñar

Anoche me desperté de golpe, enfadada con alguien, pero no recordaba con quién, ni por qué. Con esa extraña sensación, decidí que ya no valía la pena intentando dormir un poco más.
Me levanté pensando en que existen muchas injusticias en este mundo. Cada mañana me levantaba con una nueva idea sobre cómo salvar el mundo, cosas inútiles e imposibles, como poder lograr que no hubiese sufrimiento en el mundo y que todos fuésemos personas educadas, felices y de buena voluntad.
Muchos decían que algún día me haría famosa por alguna de mis ideas. Yo odiaba eso de mi y el solo hecho de que las personas pensaran en lo famosa que me haría y no en el efecto de la idea. Solo con eso se demostraba un punto demasiado fuerte: siempre nos fijamos en lo que no es importante. Siempre me gusta el mismo ejemplo, la gente corriendo bajo la lluvia, odiándola y criticándola, cuando en verdad nos limpia el aire, renueva nuestras tierras y a veces es realmente hermosa, cuando no está contaminada por nuestras propias acciones. No, yo hace mucho rato ya que perdí toda fe en mis pares, incluyéndome.
No sé si puede existir algo mas desmotivante que perder la fe en todo, pues de ese momento en adelante, nada de lo que hagas cobra sentido.